La reinterpretación del suelo en el contexto estético se realizó por medio de registro fotográfico de detalles particulares del suelo en los momentos de extracción de los monolitos. Se desarrolló el diseño y elaboración de una propuesta estética a partir de los hallazgos obtenidos durante el proceso de desarrollo metodológico y de colección de campo, consistente en un ensamblaje de un monolito de gran tamaño basado en la metodología de “peels” (láminas). Sobre el monolito de un suelo de origen volcánico se instaló una escultura que representa un libro abierto el cual a su vez representa la “memoria del suelo”.
A partir de un trabajo de investigación precedente (Obando et al.,2000) se ampliarán fotografías de secciones delgadas correspondientes a rasgos micromorfologicos de los suelos. Igualmente se realizó una exposición en el Hall Central de la Universidad de Caldas, espacio que mostró los 6 monolitos recolectados, una instalación insitu del monolito re-significado, Banner y fotografías de los suelos representativos de las granjas de la universidad. Como acto central se desarrollo un performance, el cual en tiempo y espacio real se instauraba el “libro –monolito” en la sala de exposición.
El científico de suelos Hans Jenny, advierte acerca de la necesidad de un nuevo lenguaje que rompa las barreras de comunicación entre los estudiosos del suelo y los seres humanos del común. Un lenguaje capaz de sensibilizar sobre la magnitud de la degradación de los suelos y sus consecuencias. Ese lenguaje es el arte. Hans Jenny afirmaba que un suelo saludable tiene un olor placentero; aunque ni la sensaciones de tocar ni oler han tenido reconocimiento estético, pero los colores del suelo siguen deleitando a los pintores, fotógrafos y escritores.
En el contexto del suelo como elemento estético, el interrogante de Leonardo Da Vinci “¿Por qué conocemos más acerca de los objetos celestiales distantes que del suelo bajo nuestros pies”? se hace vigente. En efecto, el suelo no ha sido mirado artísticamente como lo han sido los seres humanos con toda su complejidad, el cielo, el agua, las aves y la vegetación (Jenny, citado por Alarcón, 2004).
Wessolek plantea además que los trabajos artísticos convencionales no son la única posibilidad de abordar y presentar estéticamente el suelo. La estética del suelo como lo sugiere Wessolek se entiende como la creación de imágenes de las diferentes facetas de este cuerpo natural. En el mundo existen propuestas que abordan el suelo estéticamente. Para propósitos didácticos, por ejemplo, en Holanda se construyó el museo del suelo “De Hoge Veluwe” cuya exhibición se fundamentó en principios científicos. Los medios audiovisuales también han sido utilizados por artistas contemporáneos en el Japón. Tal es el caso del documental “La Memoria del Suelo” producida por Shiozaki Toshiko inspirada en el concepto de los artistas Koichi y Kazuko (Wessolek, 2006). Shiozaki Toshiko, posiblemente inspirada en la expresión de Leonardo Da Vinci previamente citada, visualizó la belleza del suelo bajo los pies. A escala local y regional la artista plástica Luz Omaira Alarcón presentó la exhibición Tierra y Selva en la Universidad Nacional sede Manizales en la cual presenta la diversidad, el colorido y la belleza de los suelos tropicales (Alarcón, 2002).
Es en el anterior referente conceptual que se desarrolló la presente propuesta de creación y recreación artística.