Sumergir en tinta china un pincel de bambú es como decir que el espíritu necesita del cuerpo para expresarse. Cuando trazamos una línea sobre el papel estamos manifestándonos en ese plano, análogo a como lo hace el ser en su realidad.
Antes de que se produzca este primer gesto tenemos que encontrar la causa original y ara ello debemos vaciarnos, la mente en blanco en estado de Chi-Kung, es entonces cuando el vacío nace dentro del artista deshaciendo el tiempo a la vez que diluye la sólida barra de tinta negra en el océano del tintero.
De lo absoluto nacerá lo relativo: la delicadeza y el vigor de la pincelada, lo denso y lo fluido, lo duro y lo blando, lo vacío y lo lleno se corresponderán en un intenso contraste, como se manifiesta la ley del Yin y del Yang.
El papel, la tinta, el pincel y el tintero son los cuatro tesoros o las cuatro gemas del artista, como acostumbran los chinos a nombrar tan bellamente las cosas.
Los cuatro nobles caballeros son el bambú, el crisantemo, la orquídea china y el ciruelo en flor y se pintarán durante el tiempo que dure cada estación a la que correspondan, es decir, en verano el bambú, en otoño el crisantemo, en invierno…
El uso del blanco del papel y el negro de la tinta o lo que es lo mismo el luego entre la luz y la oscuridad, se necesitan para manifestarse invitándonos a no dudar, a elegir con prontitud, a no precipitarnos ni demorarnos…en definitiva a centrarnos, a sentir y expresar la idea o el motivo de forma inmediata.
Por: José Sepulcre
Publicado por JOSE SEPULCRE en 04:29
jueves, 18 de febrero de 2010
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